Las Hijas del Divino Celo – Rogacionistas tenemos como carisma el ROGATE, que es la unión de la oración por las vocaciones con el testimonio de la caridad hacia los últimos. Fuimos fundadas en 1887 en la ciudad de Messina, en la isla de Sicilia, en Italia, por San Aníbal María Di Francia que comprendió y vivió el pasaje evangélico:
“Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: – La mies es abundante, pero los obreros son pocos. Rogad por tanto al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 36-38).
Nuestro fundador, San Aníbal, hizo suyas estas palabras de Jesús como oración incesante al Dueño de la Mies para obtener el don de los “buenos obreros” y como servicio a los más necesitados, especialmente niños y pobres de toda clase.
La Congregación se encuentra presente en los cinco continentes, en dieciséis países, en los que extendemos el ROGATE a través de diferentes misiones, centros de menores, colegios, residencias de ancianos, casas de espiritualidad, promoción vocacional, catequesis, etc.
El estilo de vida del Padre Aníbal y su apostolado están estrechamente ligados y dependientes por el carisma del «ROGATE»: el compartir la «compasión» de Cristo para la muchedumbre cansada y abandonada, el espíritu de oración, el amor incondicional hacia las personas más necesitadas de ayuda material y espiritual.
La espiritualidad del Padre Aníbal fue caracterizada por su centralidad en Cristo, expresado y vivido en el amor/contemplación del Crucifijo, de la Eucaristía, del Nombre y del Corazón de Jesús; no fue menor su amor hacia la Virgen María y los Santos por él considerados e invocados como modelos ejemplares de «Operarios del Evangelio».
La “Familia del ROGATE” está formada por nuestra Congregación Hijas del Divino Celo – Rogacionistas y los Rogacionistas del Corazón de Jesús, que también fueron fundados por San Aníbal en 1897; junto con el Instituto Secular de Misioneras Rogacionistas y los diferentes movimientos y asociaciones laicales que vivimos en Misión Compartida el Carisma del ROGATE.
San Aníbal María Di Francia, un hombre para los otros
Aníbal María Di Francia nació en Messina (Italia) el 5 de julio de 1851 de una famila de la nobleza ciudadana. Jovencísimo, durante la adoración de la Eucaristía, fuente iluminadora de su vida, intuyó por inspiración divina la prioridad de la oración en la pastoral de las vocaciones. Los versículos del Evangelio «¡La mies es mucha, pero los obreros son pocos! Rogad pues al dueño de la mies, para que envíe obreros a su mies» Mt 9, 37-38; Lc 10,2, fueron la luz de su vida y el manantial de su apostolado.
Desde joven percibió, muy clara, la vocación al sacerdocio. Animado del celo por la salvación y la protección de todas las personas, especialmente de los pobres y de los huérfanos, se dedicó a la promoción humana y espiritual de una de las zonas más pobres y degradadas de su cidudad, el barrio de Avignone.
Fue precisamente en aquel barrio, transformado radicalmente por su actividad apostólica, que inició los Orfanatos Antonianos (en 1882 el femenino, en 1883 el masculino) para acoger, socorrer y formar «civilmente y religiosamente» a la juventud más necesitada.
Atraídos por su carisma se unieron a él los hombres y mujeres que se comprometieron en el mismo apostolado. Así en 1887 fundó la Congregación de las Hijas del Divino Celo y en 1897 la Congregación de los Rogacionistas del Corazón de Jesús, con la tarea de vivir y difundir la enseñanza de Jesús sobre la necesidad de la oración por la vocaciones, y el servicio a los pequeños y a los pobres, también en tierra de misión.
Sacerdote culto y celoso, cultivó y predicó el amor por la palabra de Dios, la Eucaristía, la Virgen María, los Santos, manifestando particular devoción y espíritu de obediencia hacia el Papa y los Obispos sucesores de los Apóstoles. Sintió fuerte el anhelo misionero.
Compenetrado por la compasión de Jesús por «las multitudes cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor» (Mt 9,36), se las ingenió con todos los medios para difundir el «Rogate», el mandato de Jesús de rogar al dueño de la mies por el don de los «buenos obreros», creyéndolo instrumento eficaz de evangelización y servicio de caridad. Instituyó para los fieles la Unión de oración por las vocaciones. El sueño que esta oración «fuese universal» se ha realizado con la institución de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones por parte de Pablo VI (1964).
Terminó su vida terrena, vivida en constante y creciente ejercicio heroico de las virtudes cristianas, el 1 de junio de 1927 en Messina (Fiumara Guardia).
Juan Pablo II lo proclamó beato el 7 de octubre de 1990 y santo el 16 de mayo de 2004.
Madre María Nazarena Majone, ejemplo de humildad y abnegación
Nació en Graniti Messina (Italia) el 21 de junio de 1869, fue la última de seis hermanos. Sus padres fueron Marta Falcone y Bruno Majone, se preocuparon mucho de educar cristianamente a sus hijos, inculcándoles, desde su niñez, los valores morales y religiosos, estos se iban grabando profundamente en su interior, y posteriormente marcarían una buena pauta en sus vidas.
A los 11 años a María Nazarena, ya la tocó sufrir a causa de la muerte inesperada de su padre. Ella que un día llegaría a ser la Madre de tantas niñas huérfanas, experimentó desde pequeña, cuan dolorosa es la privación de quien nos ha dado la vida.
Tuvo la gran suerte de encontrar pronto a un buen sacerdote que fue su padre espiritual, y con mano segura, guió sus pasos durante su adolescencia y su juventud, llegando a ser una joven profundamente comprometida.
El encuentro con dos Hermanas que fueron a su pueblo, a Graniti, pidiendo limosna para poder dar de comer a las huérfanas, dio una nueva orientación a la vida María Nazarena.
El 14 de octubre de 1889, la joven, con una compañera, se presentó en la ciudad de Messina, y fue acogida, con gran alegría, por San Aníbal.
El impacto con la realidad de la obra que estaba surgiendo, fue ciertamente para ella desconcertante. A los 20 años se hizo religiosa en la naciente Congregación de San Aníbal, pronunciando un sí gozoso, comprometiéndose a vivir su consagración a Dios y a servir al prójimo. Junto al fundador acoge con fe e inteligencia el carisma del «Rogate».
El Señor la probó en el crisol del sufrimiento y ella le demostró toda su fidalidad. Fue la primera Superiora General y Cofundadora de las Hijas del Divino Celo.
Su vida se caracterizó por la humildad y la docilidad en realizar fielmente todo cuanto el espíritu ardiente de San Aníbal le indicaba. Tuvo una abnegada dedicación al ROGATE y comparte con San Aníbal la ternura hacia los niños y los pobres, y se hace madre de cuantos encuentra en su camino.
Murió en Roma el 25 de enero de 1939, sus restos mortales, reposan en la casa Madre de Messina, en la Iglesia del Espíritu Santo y el 8 de enero de 1992 se introdujo el proceso de Canonización.
El 21 de diciembre de 2003 se firma el Decreto que la reconoce como VENERABLE.